Hoy abrí la heladera y salio un olor nauseabundo. Seguro deje algo guardado y se pudrió de tanto esperar a ser consumido. Revise los sandwich hitos, el queso, la verdura, todo estaba en buen estado. Entonces mire bien, allá en el fondo, ahí donde casi nunca reviso y lo vi. Era un paquete con los besos que guarde para darte algún día y que por lo visto, ya no te hacen falta.
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