miércoles, octubre 17, 2012

Estuve a un vaso de pedirle matrimonio al mousse de chocolate que preparé hace un rato. Pero me puse a pensar en los juzgados y la separación de bienes que tengo que hacer si me separo y no me anime. Miedo al fracaso, que le dicen. Me refugie en un sushi que conocí en un bar, pero no le entendía una palabra y me aburrí rápido. La depresión fue inevitable. Necesitaba a alguien que me contenga, que me brinde toda su dulzura. Y bue, ya todos lo sabemos...El mantecol es el mejor antidepresivo. Nuestro amor no será duradero, pero me quita el sabor amargo de lo vivido.

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